lunes, 24 de junio de 2019

La "extinción masiva" nos golpea en la cara y la humanidad sigue sin hacer nada

Se nos vino encima el cambio climático y aunque muchos no quieran reconocerlo, ya estamos viendo y viviendo las lamentables consecuencias.

Una de las más dramáticas es el notable aumento de la temperatura en el planeta, lo que está causando la muerte, no sólo de humanos, sino también de animales; con la única desventaja que ellos son más vulnerables que los primeros porque no tienen las técnicas para protegerse de los estragos del clima y mucho menos entienden qué es eso de "mitigar"... algo de lo que por cierto, ni siquiera son responsables.


Es el caso de las ballenas grises que se están encontrando muertas de una manera "inusual" en las costas de Estados Unidos. Así lo reseña una nota de primerahora.com, que detalla que por lo menos unas 70 ballenas han varado en lo que va del año en las costas de California, Oregon, Washington y Alaska.

"El número de cadáveres de ballenas grises que han sido arrojados por el mar a la playa ha sido tan alto este año que el Servicio Nacional de Pesca Marítima (NOAA Fisheries) se ha quedado sin espacio para colocarlos", se lee en la nota. Agrega que desde el año 2000 no se había visto tanta cantidad de mamíferos marinos muertos.

Días antes, un grupo de científicos ya había advertido los estragos del cambio climático y la biodiversidad en los mares. "El calentamiento global acaba con los animales marinos más rápido que con los terrestres. Un estudio de 406 animales de sangre fría reveló que el cambio climático está empujando a las especies marinas a sus límites térmicos", es parte del resúmen del documento publicado por nature.com.

El estudio, liderado por Malin Pinsky, quien es un ecologista de la Universidad de Rutgers, arrojó como resultado que las especies marinas tienen márgenes de seguridad térmica mucho más estrechos que los animales terrestres. "Los habitantes de los océanos tropicales son particularmente susceptibles a la extinción relacionada con el clima, ya que muchos ya viven en temperaturas que infringen sus máximos térmicos".

"Los márgenes de seguridad térmica más pequeños para las especies marinas sugieren que el calentamiento continuo podría haber impulsado ya la extirpación de la población en el océano", señalaron los autores en el estudio.

Más muertes

Mientras los científicos siguen investigando escenarios expuestos a los cambios del clima, las muertes siguen apareciendo. En Alaska, al menos 60 cadáveres de focas fueron descubiertos cerca de los mares de Bering y Chukchi en la costa occidental, según anunció la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) en un comunicado de prensa.

«No quiero su esperanza, quiero que empiecen a entrar en pánico»


Greta Thunberg


La agencia recibió múltiples informes de focas muertas para la segunda semana de junio, en Norton Sound, una entrada del Mar de Bering y un área de caza de subsistencia para comunidades indígenas. Un cazador de la ciudad local de Kotlik encontró 18 cadáveres a lo largo de 17 km de la costa, y "docenas" más en la bahía de la isla Stuart, dijo la Agencia.

Más al norte, un biólogo del Servicio de Parques Nacionales encontró seis focas muertas a lo largo de la costa de Chukchi entre el Aeropuerto de Kotzebue y Sadie Creek, agregó la NOAA. Los miembros del público también reportaron 30 cadáveres en la costa entre Kivalina y Point Hope.

La NOAA afirmó en la nota que está trabajando con grupos locales y cazadores para abordar las preocupaciones sobre la contaminación, así como los informes de que las focas "están inusualmente delgadas este año".

El otro enemigo: el plástico

En los océanos existe tanto plástico que literalmente está matando a muchas especies. Uno de los casos más emblemáticos de este año fue la ballena que murió debido a ingesta de por lo menos 40 kilos de plástico. El mamífero fue encontrado en la orilla del mar, en la provincia de Valle Compostela en Filipinas.

Los estudios realizados por personal de la Oficina de Pesca y Recursos Acuáticos de la provincia, dirigida por la doctora Elaine Belvis y el biólogo marino Darrell Blatcheley, constataron en su página de Facebook, que el cetáceo tenía 40 kilos de plástico en el estómago, donde figuran 16 sacos de arroz, una lona de plástico utilizada en las plantaciones de banano y bolsas de compra.

Darrell Blatchley explicó que el animal murió de inanición y no pudo comer debido a la basura que llenaba su estómago. "Es muy desagradable y desgarrador. Hemos realizado necropsias en 61 delfines y ballenas en los últimos 10 años y esta es una de los más grandes (cantidades de plástico) que hemos visto", dijo el biólogo.

Otro hecho contundente es la muerte de tortugas asociadas a la ingesta de bolsas plásticas y residuos sintéticos en general presentes en los mares, ya que en muchas ocasiones los confunden con su alimento preferido como son las medusas.

Scientific Reports publicó el año pasado un estudio que revelaba que más de la mitad de las tortugas marinas de las siete especies que existen en el planeta ha comido desechos plásticos con un trágico destino. Britta Denise Hardesty, responsable del estudio, dijo que las tortugas jóvenes son más vulnerables "porque navegan con las corrientes en las que también se acumulan los restos flotantes y porque son menos selectivas que las adultas en cuanto a lo que comen".

¿Planeta Vivo?

Se ha dicho mucho del cambio climático. Se ha investigado y se ha informado hasta la saciedad. Pero al parecer el hecho de que sus consecuencias nada más representa la extinción de casi toda forma de vida en el planeta, incluyéndonos; como que no le importa a muchos.



Muchos científicos creen que el mundo ha comenzado una sexta extinción en masa, la primera causada por una especie: el Homo sapiens. Otros análisis recientes han revelado que la humanidad ha destruido el 83% de todos los mamíferos y la mitad de las plantas desde los albores de la civilización y que, incluso si la destrucción terminara ahora, el mundo natural tardaría entre 5 y 7 millones de años en recuperarse.

Bien lo dice el Informe "Planeta Vivo" de la WWF, en su última edición (2018): "La humanidad ha eliminado al 60% de los mamíferos, aves, peces y reptiles desde 1970, lo que lleva a los expertos más destacados del mundo a advertir que la aniquilación de la vida silvestre es ahora una emergencia que amenaza a la civilización".

“Si hubiera una disminución del 60% en la población humana, eso sería equivalente a vaciar a América del Norte, América del Sur, África, Europa, China y Oceanía. Esa es la escala de lo que hemos hecho", afirmó Mike Barrett, director ejecutivo de Ciencia y Conservación de WWF quien no duda en advertir sobre lo que nos está pasando: “Estamos caminando dormidos hacia el borde de un acantilado”.

Son ya 20 años elaborando el informe que en todo caso se basa en los objetivos del Convenio sobre Diversidad Biológica (1992), que no son otros que "la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa de los beneficios resultantes de la utilización de los recursos genéticos".

Para los científicos participantes, más de 50 a nivel mundial, queda claro que los esfuerzos para detener la pérdida de biodiversidad no han funcionado y que las estrategias habituales solo lograrán, en el mejor de los casos, un declive controlado.

"Cada día la evidencia indica con mayor fuerza que la supervivencia de la humanidad depende de nuestros sistemas naturales; no obstante, seguimos destruyendo la salud de la naturaleza a un ritmo alarmante. Por eso, junto a otros colegas implicados en la conservación y en la investigación en todo el mundo, estamos haciendo un llamamiento para lograr el acuerdo internacional más ambicioso hasta la fecha, un nuevo pacto global para la naturaleza y las personas, para revertir la curva de pérdida de la biodiversidad", sentencian los intelectuales en tono de "alarma".


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