miércoles, 7 de diciembre de 2011

Mientras en Durban “conversan” hay especies que desaparecen



Hay un famoso cuento con el que a muchas personas han intentado explicar las consecuencias del calentamiento global. Se trata del cuento de la rana en la olla, cuya versión corta se resume en: si intentas meter a una rana en una olla con agua hirviendo de seguro saltará inmediatamente, pero si la metes con el agua normal y luego la vas calentando poco a poco, lo más seguro es que la rana se acostumbre y muera sancochada.
 Es curioso que este cuento que es una fábula que en todo caso pretende ilustrar cómo hemos asumido los seres humanos el fenómeno del calentamiento global: “pasivamente”; tenga como protagonista una rana. Y es que literalmente las ranas y sapos en el mundo están amenazadas con desaparecer debido a la quitridiomicosis, una infección causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis.

Pero no es nada más la rana o el sapo los que están amenazados, se trata de un flagelo mundial que ataca a las especies de la categoría anfibios, esos que tienen la capacidad de hacer vida tanto en la tierra como en el agua.

Según la Lista Roja de Especies Amenazadas, elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), cerca de 200 especies de anfibios se han extinguido en la última década en el mundo.

De esta situación se refirió Dr. Jon Paul Rodríguez, investigador del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, quien participó en el Congreso Venezolano de Ecología, realizado en la Isla de Margarita. Como uno de los responsables de la última edición del Libro Rojo de la Fauna Venezolana (2008), dijo que en comparación con el elaborado en 1995, “el grupo que peor está son los mamíferos y el que más ha empeorado son los anfibios. Los libros “rojos” son como semáforos, nos ponen alerta. A pesar de eso, no hemos podido revertir la tendencia, las especies están aumentando su tasa de extinción más rápido de lo que se pueden regenerar”, advirtió el investigador.

¿Y si desaparecen?
En ecología hay una máxima: cada especie que habita este planeta tiene una función específica en el equilibro natural, es como una pieza dentro de un gran rompecabeza. Entonces, ¿qué pasaría si desaparecen los anfibios tipo, sapos, ranas, salamandras? Una campaña institucional del Plan de Acción de Conservación de Anfibios activada a nivel mundial lo ilustra muy bien: aparecen las personas haciendo actividades de la vida cotidiana pero atestadas de plagas como moscas, mosquitos, arañas, libélulas, etc. La inscripción dice: “Si desaparecen los sapos, tú serás noticia”. 

Es por esta razón que la comunidad conservacionista mundial ha formulado una respuesta partiendo del peor escenario: la desaparición total. Crearon el programa Arca de los Anfibios (AArk), para mantener en cautiverio algunas especies seleccionadas, altamente amenazadas, mientras se garantice que estarán seguras en su hábitat natural.

El AArk es un esfuerzo conjunto de los tres socios principales: la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios (WAZA), la UICN / SSC Grupo de Especialistas en Conservación y Cría (CBSG), y la UICN / SSC Grupo de Especialistas en Anfibios (ASG).

Desaparecidos 
El Libro Rojo de la Fauna Venezolana tiene documentadas cuatro especies que desaparecieron definitivamente del país: La danta de montaña, en la Sierra de Perija, el zorzal, una ave de Los Testigos, un sapito amarillo en Maracay. “El día que lo descubrieron estaba en un frasco, se catalogó como especie nueva pero nunca se encontró un ejemplar con vida”, dijo Jon Paul. Y el corroncho, pecesito del Tuy o el Río Guaire, que al parecer no resistió la contaminación.

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