viernes, 12 de febrero de 2016

Zika: ¿qué papel juega la acción del hombre?

El rápido aumento del zika se está convirtiendo en una enorme crisis de salud pública. El virus, cuyo vector es el mosquito Aedes aegypti, “se está expandiendo de manera explosiva” a través de América Latina, según informa Margaret Chan, directora de la Organización Mundial de la Salud, entidad que el 1° febrero de 2016 calificó la enfermedad como emergencia mundial de salud pública.


El Aedes aegypti –ampliamente conocido porque transmite también la fiebre amarilla, el dengue y la chikungunya– se alimenta de sangre, se reproduce en agua estancada y habita usualmente ambientes tropicales, pero para que el zika se haya expandido tan aceleradamente tuvieron que alinearse una serie de factores, entre los cuales el cambio climático parece jugar un papel decisivo porque crea condiciones que favorecen la reproducción del mosquito y modifican su comportamiento. En efecto, se cree que el incremento de las temperaturas estimula un aumento en las tasas de crecimiento del mosquito porque acortan su tiempo de reproducción de 15 a 7 días, lo que significa que los huevos maduran más rápido por lo que se convierten en adultos en menor tiempo.

Según Bill Reisen, entomólogo de la Universidad de California Davis, a medida que sube la temperatura casi todos los aspectos de la biología del mosquito se aceleran y le permiten transmitir mejor su batería de peligrosas enfermedades. El Dr. Reisen lo explica de la siguiente manera: “Con las temperaturas altas tienes mosquitos que se alimentan con más frecuencia y tienen una mayor probabilidad de adquirir una infección. Y después el virus se replica más deprisa porque hace más calor, de modo que los mosquitos pueden transmitir más pronto en su vida”.

Si bien algunos expertos creen que la principal causa del aumento de la enfermedad han sido las fuertes precipitaciones ocasionadas por el fenómeno de El Niño –las cuales se traducen en la proliferación de aguas estancadas en los suelos–, un estudio realizado recientemente concluyó que el factor relevante del brote no fue la fuerte lluvia, sino el intenso período de clima caliente en el noreste de Brasil, una de las regiones más pobres de ese país donde comenzó la epidemia, la cual ha sido azotada desde finales de 2014 por una aguda sequía asociada también a El Niño. El estudio, dirigido por la Dra. Shlomit Paz, del Departamento de Geografía y Estudios Ambientales de la Universidad de Haifa, afirma que el brote de zika fue provocado por una combinación de El Niño con el calentamiento global, ya que mientras las altas temperaturas registradas en la región alentaron el crecimiento de la población de mosquitos, la sequía que se produjo también desempeñó un papel primordial.

Aunque parezca raro, en muchos de nuestros países la sequía es igualmente época de mosquitos, debido a otro fenómeno ampliamente extendido como lo es la urbanización marginalizada y caótica de la mayoría de nuestras ciudades, donde además de la disposición no controlada de desechos en calles y basureros, las irregularidades en el suministro de agua obligan a la gente a almacenarla en tobos y otros contenedores que se convierten en un hábitat ideal para los mosquitos.

Para cerrar el círculo vicioso de difusión de la enfermedad, muchos de nuestros sistemas de salud pública muestran graves carencias que dificultan incluso las más básicas pruebas de detección y diagnóstico; ni qué decir de acciones y medidas más complejas necesarias para hacer frente a la epidemia.

Cambo climático, urbanización descontrolada y graves carencias en nuestros sistemas de salud pública: un coctel peligroso producido por la (in)acción del hombre que pone en riesgo la salud de la población. Un alerta importante para Venezuela donde ninguno de los tres factores comentados es atendido adecuadamente.

Autores: Fernando Travieso y Magaly Irady
Publicado en El Nacional / 11-02-2016.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...