jueves, 1 de diciembre de 2011

¿Qué nos estamos jugando en Durban?

Los delegados de los casi doscientos países asistentes en la ciudad sudafricana de Durban a la cumbre de la ONU sobre el cambio climático, COP 17, disponen de once días por delante, hasta el próximo día 9 de diciembre, para intentar llegar a un acuerdo, aunque sea de mínimos, para sustituir el protocolo de Kioto, el acuerdo firmado en 1997 sobre la reducción de emisiones y cuyo plazo de vigencia expira a finales del año próximo.

La pregunta clave es qué estados están dispuestos a reducir sus emisiones y en qué cantidad. Cabe recordar que Kioto sólo fue suscrito por 37 países desarrollados; Estados Unidos –el mayor contaminador mundial– no lo ratificó, y potencias emergentes como China e India no están incluidas en él. Cualquier acuerdo posible, pues, pasa por la actitud que adopten Estados Unidos y China. Si estas dos potencias no se implican en buscar un acuerdo que prolongue o que sustituya el de Kioto, otros países que en su día sí lo suscribieron –Japón, Canadá, Rusia– tampoco darán un paso para que el protocolo perviva más allá del 2012.

Resultados clave para la mitigación desde Durban:


• Las Partes deben asumir el compromiso formal de cerrar las negociaciones en virtud del Protocolo de Kyoto, a través de una modificación de su Anexo B. Para garantizar que no exista una brecha entre el primer período de compromisos y el segundo, tal como exigen las negociaciones del Protocolo, debe pactarse la aplicación provisoria del segundo período hasta que entre en vigencia. Los gobiernos africanos han indicado que “No hay un Plan B” para el Protocolo de Kyoto. Durban no debe ser su cementerio.

• Las negociaciones conforme al Protocolo deben cerrar la “brecha de mitigación” entre las promesas de los países ricos y lo que exigen la ciencia y la equidad. Los países desarrollados deben actuar como líderes, dejar de lado los intereses de las grandes empresas que contaminan y reafirmar su adhesión a un ambicioso segundo período de compromiso. Europa debe mostrar el camino a los países desarrollados en lugar de seguir aplicando táctica dilatorias.

• Los países desarrollados no deben pasarle la carga a los países en desarrollo a través de los mercados de carbono, ni usando resquicios como la contabilidad creativa con relación al uso de la tierra o los excedentes de las cuotas de emisión. Las propuestas actuales de mitigación, los mercados y los resquicios no solo ponen en peligro las negociaciones sino también el esfuerzo mundial por enfrentar el cambio climático.

• Los Estados Unidos, como único país desarrollado que no es parte del Protocolo de Kyoto, debe comprometerse a hacer su cuota parte y asumir esfuerzos comparables en virtud de la Convención, que incluyan el compromiso jurídicamente vinculante a reducir las emisiones de forma ambiciosa y aplicable a toda la economía.

• En Durban se debe pactar la fuente de fondos y la escala de la financiación a partir de 2013, tanto para la mitigación como para la adaptación, así como un proceso para determinar qué monto de financiación es “necesario para la implementación de la Convención”, lo que incluye
las acciones de mitigación por los países en desarrollo.

• Se debe proporcionar financiación a través de un Fondo Verde para el Clima que sea responsable ante todos los países en virtud de la Conferencia y que preste apoyo a los países en desarrollo y no a las grandes empresas privadas. Es preciso oponerse a cualquier “servicio financiero especial para el sector privado”.
Estos elementos deben ser parte de un ambicioso paquete de medidas que fortalezcan la arquitectura internacional del cambio climático, estén al servicio de las personas y no de quienes contaminan y fomenten las transformaciones necesarias para un mundo más justo y más seguro. El mundo está expectante: Durban debe cumplir con el 99%.

Fuente http://www.climate-justice-now.org/

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