miércoles, 7 de noviembre de 2018

"Nueva Economía del Plástico" aspira uso circular del material contaminante

Con el apoyo de casi trescientas organizaciones y empresas firmantes –entre ellas la Compañía Coca-Cola- se lanzó en Bali el Acuerdo Global de la Nueva Economía del Plástico (The New Plastics Economy Global Commitment), liderado por la Fundación Ellen MacArthur en colaboración con ONU Medio Ambiente.

Se trata de un Acuerdo Global para erradicar el desperdicio y la contaminación por plásticos desde su origen, rubricado por productores, marcas, minoristas, recicladores y negocios más importantes del mundo.


Entre los firmantes se incluyen compañías que representan el 20% de todos los envases de plástico producidos en el mundo, entre ellas empresas de consumo como Danone, H&M, Mars, PepsiCo, Coca-Cola y Unilever, además de los principales productores de envases como Amcor y el productor de plásticos Novamont.

El Acuerdo Global se propone crear una nueva regulación para los envases de plástico. Los objetivos se revisarán cada 18 meses y serán cada vez más ambiciosos. Las empresas que firmen el compromiso publicarán datos anuales sobre su progreso para ayudar a impulsar la iniciativa y garantizar la transparencia.

Los objetivos incluyen:

- Eliminar envases plásticos innecesarios y problemáticos, y pasar de envases de un solo uso a modelos de envases reutilizables.

- Innovar para garantizar que el 100% de los envases y empaques de plástico se puedan reutilizar, reciclar o compostar de forma fácil y segura para el año 2025.

- Circular el plástico producido. Aumentar significativamente la circulación de plásticos que han sido reutilizados o reciclados y convertidos en nuevos envases o productos.

El Compromiso global está respaldado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el Foro Económico Mundial, el Foro de Bienes de Consumo (una organización liderada por un CEO que representa a 400 minoristas y fabricantes de 70 países). Más de 15 instituciones financieras también apoyaron el Compromiso Global y ya se ha creado un fondo de más de u$s200 millones para generar una economía circular para los plásticos.

Ellen MacArthur, creadora de la Fundación que lleva su nombre, manifestó: "Sabemos que limpiar los plásticos de nuestras playas y océanos es vital, pero esto no impide que una marea plástica ingrese a los océanos cada año. Tenemos que avanzar hacia el origen. El Compromiso Global de la Nueva Economía de los Plásticos traza una línea en terreno, donde las empresas, los gobiernos y otros en todo el mundo se unen detrás de una visión clara de lo que necesitamos para crear una economía circular para el plástico”.

Por su parte, Erik Solheim Director Ejecutivo del Programa Medio Ambiente de Naciones Unidas, expresó: “El plástico oceánico es uno de los ejemplos más visibles e inquietantes de una crisis de contaminación plástica. El Acuerdo Global de la Nueva Economía del Plástico propone el grupo de objetivos más ambicioso que hemos visto hasta ahora en la lucha para vencer la contaminación de los plásticos. Establece los pasos que deben tomar las empresas y los gobiernos si queremos encontrar una solución de raíz de las causas de la contaminación por plásticos, e instamos a todos los que trabajan para enfrentar este problema global a que lo firmen.”

En los últimos cuatro años, la iniciativa Nueva Economía del Plástico de la Fundación Ellen MacArthur reunió a empresas y gobiernos en una visión positiva de una economía circular para los plásticos. Sus informes de 2016 y 2017 revelaron los costos financieros y ambientales de los residuos de plástico y la contaminación.

Atenta a esta situación, la Compañía Coca-Cola lanzó a principios de 2018 su iniciativa global "Un Mundo sin Residuos", por la que se compromete a recuperar y reciclar el 100% de los envases que pone en el mercado para 2030.

Plástico en Argentina

Actualmente, en la Argentina se producen y se descartan unas 200.000 toneladas anuales de botella elaboradas con polietilentereftalato (PET), que es un material reutilizable. Sin embargo, solo se recupera el 20% de lo que se usa, debido a la inexistencia de un sistema formal eficiente que permita abastecer a las empresas del sector de suficiente material. Así arrojó una investigación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Palermo, que realizó entrevistas con empresas multinacionales pioneras en la elaboración de envases recuperados para bebidas.

El estudio que ya tiene un año, afirma que de las 56 empresas recicladoras de plástico registradas en Argentina, solo 15 se ocupan del PET. "Sus fuentes de abastecimiento van desde las cooperativas sociales reconocidas hasta los centros de acopio informales o chatarrerías. Esto provoca falta de precio estándar de compra y venta, inexistencia de facturación y evasión impositiva", se lee en una nota de foroambiental.net.

A modo de ejemplo mencionan a la empresa Reciclar S.A., fundada en 1974, la cual desarrolló hace cinco años, con apoyo del Ministerio de Ciencia de la Nación, un sistema que no sólo recicla las botellas, sino también las tapas, anillos de seguridad y etiquetas, para la producción de pellets, sunchos y caños de polipropileno. "En su planta procesa unas 30.000 toneladas anuales (600 millones de botellas) y brinda empleo a 200 personas en forma directa y a unas 500 en forma indirecta", se detalla.

La nota concluye diciendo que de ordenarse la actividad, se daría impulso a un sector productivo que otorga valor económico a los servicios ambientales generando fuentes de trabajo. "Y de esa manera, las campañas de educación ambiental y la retribución mediante pequeños beneficios económicos o sociales serían las herramientas adecuadas para vencer la resistencia de los vecinos a acatar la obligatoriedad de clasificar sus residuos".

Planta moderna

En los suburbios de la cosmopolita ciudad porteña, se encuentra el Centro de Reciclaje de Villa Soldati, con capacidad para procesar unas 2.500 toneladas diarias de residuos áridos, orgánicos, forestales y plásticos PET. Actualmente funciona con el sistema “Material Recovery Facility” (MRF), primer centro verde automatizado de la Ciudad, que permite procesar todo el material seco que viene de las campanas o Puntos Verdes (ubicados en plazas), y hacer una separación automática de papeles, cartones, metales, vidrios y metales no ferrosos.

Pablo Rodríguez, Director General de Tratamiento y Nuevas Tecnologías del Gobierno de la Ciudad explica que la planta de PET recibe las botellas compactadas de los Centros Verdes de la Ciudad. "Gracias a un proceso de clasificación, separación, molienda, limpieza y secado de los envases a partir de una maquinaria de última tecnología se pueden procesar unos 2000 kilogramos de material por hora y se consigue un producto final mejorado: pequeñas escamas de PET que son entregadas de forma gratuita a las 12 cooperativas que hoy integran el Servicio Público de Higiene Urbana".

Ante la interrogante de por qué no se recicla un mayor porcentaje de botellas desechadas, el director afirma que es la falta de consciencia de las personas en general, las cuales no hacen una separación diferenciada, para lo cual funcionan los Puntos Verdes. Advierte igualmente que debido a la falta de incentivos los miembros de las cooperativas prefieren elegir el papel y cartón y optan menos por el plástico. "Esta planta nació, precisamente, con la idea de incentivar aún más la recolección de ese material”, destacó el vocero.



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