Cinderella Pernía nos comentó que se trata de un hábitat diseñado para combinar la vida de los seres humanos de una manera respetuosa y beneficiosa con la de los animales y las plantas, para proveer las necesidades de todos de una forma adecuada.
“La atención no solo se dirige hacia los componentes individuales (elementos), sino hacia las relaciones entre estos elementos y su uso óptimo para la creación de sistemas productivos”, detalló.
Dijo que venía de dos palabras: “perma” de permanente y cultura de cultivo. “El proceso de diseño tiene como objetivo una integración óptima de las necesidades ecológicas, económicas y sociales del sistema, de modo que a largo plazo se pueda auto regular y mantener en un equilibrio dinámico mediante interferencias mínimas”.
La gente de Tashigar ha logrado integrar este conocimiento con las comunidades cercanas, con mucho potencial agrícola, para que sean los propios pobladores los que ejerzan la protección del medio ambiente y garantizando recursos a las nuevas generaciones.
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