jueves, 11 de julio de 2013

Sociedad civil plantea el “decrecimiento” como opción para preservar el planeta

En estos días tuve la oportunidad de ver el documental “Stop! Rodando El cambio…” el cual les recomiendo que busquen en www.rodandoelcambio.com. Para mi fue una experiencia bastante reveladora e inspiradora porque ratificó algo que muchos ecologistas hemos venido planteando para mitigar el fenómeno del cambio climático y la devastación de los recursos naturales en el planeta: frenar la manera en que estamos consumiendo y hasta pasearnos por la posibilidad de regresar a formas de vida ancestrales, nuestros orígenes.
Es un documental hecho en Europa, específicamente España y Francia, países que atraviesan una de las más severas crisis económicas de los últimos años. Y es quizá esta misma situación la que ha hecho que la sociedad civil se organice para debatir y poner en práctica formas de vida más humanas y más sostenibles, estando conscientes de que el afán de crecimiento económico de las naciones pasa por prácticas que están en la acera de al frente, por lo que no toman en cuenta verdaderamente a los seres humanos de manera integral y mucho menos la salud del planeta.

Me llamó mucho la atención que una de las palabras o “ideas” centrales de este film fue el “decrecimiento”, como una alternativa para garantizar recursos naturales a las futuras generaciones. Y decrecer no tiene nada que ver con dejar de evolucionar por cierto, tiene que ver más bien con hacer un uso más “racional” de los recursos naturales, entendiendo que al ritmo que los estamos usando sencillamente estamos firmando un contrato de cese de inventarios en un plazo determinado que puede ser más corto que largo.
Es por ello que los otros conceptos que se expresan en tan excelente propuesta cinematográfica son: ecoaldeas, permacultura, techos verdes, organización social, bioconstrucción, trabajo en equipo, energías renovables o verdes, solidaridad, autoabastecimiento, etc, etc. 

Por ejemplo en España muchas personas, en su gran mayoría jóvenes han mirado al campo, a las aldeas rurales, para poder poner en práctica este novedoso paradigma de vida, en una especie de regreso a los orígenes. En algunos casos han levantado estructuras para vivir usando materiales reutilizables combinados con los que ofrece la propia naturaleza, y en otros sencillamente han levantado nuevamente esas casas que fueron abandonadas por mucho tiempo, pero haciendo adaptaciones de viviendas sostenibles, como la reutilización de las aguas, baños secos, huertos y cultivos ecológicos, paneles solares, energía eólica, en fin, buenos ejemplos de viviendas autosustentables.

Francia pionera

En el caso de Francia, las experiencias parecen multiplicarse por todas partes porque bien sea en las grandes ciudades o en las rurales, estos escenarios de solidaridad y sostenibilidad saltan a la vista. Ya se ha hecho muy común la práctica de la permacultura por ejemplo, que involucra todos los elementos naturales del entorno en una dinámica de aprovechamiento de los recursos y cultivos basados precisamente en la menor intervención posible de la mano del hombre y elementos artificiales, atendiendo a la sabiduría de la propia naturaleza.

Proyecto Venus

Por cierto que en las investigaciones que me ha tocado realizar me he topado en internet con una interesante propuesta, muy relacionada a la anterior, que hizo el ingeniero social Jaques Fresco, quien ha diseñado las ciudades del futuro en una propuesta que le ha llamado proyecto Venus, planeta asociado generalmente a las mujeres y las mujeres son madres, como lo es nuestra madre tierra. El propone la extinción del sistema monetario tal y como lo conocemos y asegura que las civilizaciones del mañana pueden sustentarse en una economía basada en los recursos: conjunto de conocimientos vitales probados, donde todas las decisiones se basan en una sostenibilidad humana y medioambiental optimizada. Pero los invito a que consulten de qué se trata en la web.

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