Los pobladores de Orinoquia, región rica en biodiversidad en Colombia, en una zona limítrofe con Venezuela, luchan por sobrevivir a la llegada de nuevos sistemas productivos y de explotación petrolera.
"Lo que más nos preocupa es todo lo que viene alrededor de la cultura petrolera, la construcción de infraestructuras, el desplazamiento de poblaciones, las inversiones asociadas a las regalías o la migración de pobladores", declaró a EFE Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt que se dedicada a la documentación de estas transformaciones.
El subsuelo de la Orinoquia esconde importantes reservas petrolíferas de las que se extrae alrededor del 70 % de la producción nacional (unos 750.000 barriles diarios) así como importantes cuencas mineras de esmeraldas, hierro y plata que han hecho de sus tierras un preciado tesoro para las grandes corporaciones.
Del mismo modo, las amplias extensiones de tierra virgen poco fértiles se han convertido en un reto para el desarrollo de cultivos destinados a la agroindustria y los biocombustibles, como la palma de aceite, la caña de azúcar, el caucho o el eucalipto, que han alterado la dinámica de precios del suelo y han disparado su coste hasta los 15 millones de pesos (unos 7.890 dólares) por hectárea.
Bajo el lema "¿Agua o petróleo?", el pasado 22 de febrero la comunidad de Humadea (municipio de Guamal), inició un paro pacífico para impedir la entrada de un taladro perforador de la empresa estatal Ecopetrol en el recinto conocido como "Lorito 1", a unos metros del río Humadea, declarado patrimonio turístico.
Ante esta situación, ecologistas e investigadores reclaman un desarrollo integral de la región que dé poder a las autoridades locales y regionales en la toma de decisiones sobre el futuro económico, social y ambiental del territorio.
Sensibilidad térmica
La resistencia de los bosques amazónicos al estrés térmico, como en situaciones de sequía, podría estar debilitándose, según un estudio de la Universidad de Valencia, en el este de España. Esta es la principal conclusión del estudio que evaluó los efectos de las sequías de 2005 y 2010 en los bosques tropicales del Amazonas y que ha sido publicado en el Journal of Geophysical Research.
Según los investigadores, las regiones más afectadas por este calentamiento reciente "se encuentran en la zona sureste, coincidiendo con el llamado arco de deforestación", que incluye las regiones brasileñas de Rondonia, Mato Grosso y Pará, donde las prácticas de deforestación "han sido más agresivas en los últimos años".
La selva amazónica representa alrededor del cincuenta por ciento de los bosques tropicales del mundo y supone "un componente clave del ciclo global del carbono", de manera que los cambios que se producen en estos bosques pueden afectar a la concentración de CO2 en la atmósfera y por tanto al propio cambio climático.
Fuente EFE Verde / Globovisión.com
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