miércoles, 4 de septiembre de 2013

Misión por el Rescate del Esequibo conoció problemas ambientales en la zona

Las recientes controversias o pretensiones de la República Cooperativa de Guyana de ampliar su plataforma continental para hacer negocios con compañías petroleras, debió haber sido parte de los puntos de la agenda del Presidente Nicolás Maduro en su reciente visita a Georgetown. Contrariamente a eso los medios informaron que los mandatarios de ambas naciones se reunían para “abordar distintos proyectos de cooperación bilateral”.

El sábado en que se reunían los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro y de Guyana, Donald Rabindranauth Ramotar, llegaba a la Isla de Margarita una parte de la Misión de personas de la sociedad civil que fueron a ejercer “soberanía” en un sector de la controvertida zona en reclamación. Se trato del tercer encuentro de venezolanos pro rescate del Esequibo, realizado entre el 26 y 29 de agosto.

En el periplo tuvimos el placer de ser acompañados por el del general de división (Ej.) Jacobo Yépez Daza, uno de los protagonistas de las acciones frustradas de toma del territorio en reclamación en el año 69. Tres cátedras de geopolítica, derecho internacional y crónicas de la vida real, fueron parte de la privilegiada agenda en el Campamento del coronel (Ej.) Pompeyo Torrealba Rivero.

Minería ilegal

Nuestra primera expedición fue a la Isla de Anacoco, un sitio emblemático en el que las fuerzas militares venezolanas ejercieron soberanía tras la pretensión de la recién declarada independiente República Cooperativa de Guyana de ocupar parte de esta porción de tierra ubicada en la confluencia del río Cuyuni y el Venamo. Cuenta la historia: “El 12 de octubre (1966), tropas al mando del Coronel (GN) José Pilar Barbella Ramos llegan a la isla y desalojan al personal militar guyanés, derriban un hito fronterizo e izan la bandera nacional. Inmediatamente se inician la construcción de una base militar, una escuela, y una pista de aterrizaje en la isla”.

Lo cierto es que ese primer día recorrimos la carretera que conduce al emblemático pueblo de San Martín de Turumban, en el Estado Bolívar. La primera impresión son la cantidad de asentamientos mineros en las orillas de la vía. El Comandante del Ejército, Octavio Daniel Regalado, fue enfático al decir que debíamos tener mucho cuidado al ingresar a cualquiera de ellos, por la dudosa procedencia de las personas que las operan. Luego vino el dantesco relato de cómo se extrae el oro de las entrañas de la propia selva, que rara vez se recupera. Esta actividad es la responsable de que ningún río de la zona pueda ser usado para bañarse o consumir debido a las altas concentraciones de mercurio.

Deforestación

Otra de las actividades depredadoras del medio ambiente que saltaron a la vista durante el recorrido fue la deforestación de gran parte de la selva para la siembra de otro tipo de cultivos que no son propios de la zona, como por ejemplo la lechoza o papaya, que fue la que apreciamos en cantidades industriales. No fue posible consultar a algún agricultor para saber el por qué de este tipo de siembra y a qué mercado están destinando el producto.

El ingeniero agrónomo Víctor Yañez, quien formó parte de la Misión, comentó que se trataba de un clásico ejemplo de la ampliación de la frontera agrícola, en un espacio que lógicamente ofrece todas las condiciones para que cualquier tipo de cultivo se de. “El problema es que la lechoza es un cultivo que permite la erosión de la tierra, porque deja muy al descubierto la capa vegetal que es la que proporciona la humedad necesaria para que el microclima del suelo sea permanente. A lo sumo se podrán dar tres o cuatro cosechas antes que el suelo deje de ser fértil”, dijo el experto.

La basura

La falta de un servicio de recolección y lugar para la disposición final de los desechos sólidos, hace necesario que en plena selva se tenga que quemar la basura, lo que genera contaminación ambiental en suelos y atmósfera.

Otra lamentable situación asociada a este tema fue la cantidad de basura, en su mayoría envases plásticos en las orillas de los ríos y sus cauces.

Etherinbang

Cuando uno llega a la población de San Martín de Turumban, puede apreciar desde la orilla del río, al otro lado, una población naciente en pleno territorio Esequibo: Etherinbang. Penosamente se trataba de un territorio en el que tenía ámbito de acción las Fuerzas de Defensa de Guyana (GDF), a quien debimos pedirle permiso para arribar al puerto.

Conocimos los “cañamú”, como le llaman a los burdeles del lugar, licorerías, abastos y casas de familia que eran abastecidos principalmente por productos venezolanos. En el lugar el inglés y español son obligados, a los que se le suman los dialectos pemón, kariña o akawayo, que son las étnias de la zona. El tráfico del combustible barato desde Venezuela es una de las actividades más popularizadas. De hecho conocimos que en la población de San Martín cada cierto tiempo llevan combustible gratis a los pobladores para que puedan prender sus plantas de electricidad, pero muchos prefieren vender el preciado líquido, que hacer uso de él.
Los jóvenes fueron protagonistas en la Misión

Una leyenda

Ya de regreso, conocimos a Averell Jhon Nicholas Melvic Melvic, un ciudadano nacido en el Esequibo hace 69 años y protagonista de la Revuelta de Rupununi (1969). Fue uno de los beneficiados con la acción humanitaria del gobierno venezolano de darle asilo a las personas cuyas vidas estaban amenazadas por el levantamiento. De hecho logró su documentación venezolana hace apenas cuatro años cuando el ex director del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), Dante Rivas, resolvió colocar la palabra Esequibo Venezolano en la base de datos del organismo.

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