Me permito escribir estas líneas en un momento crucial de la historia del mundo (enero 2019) sobre todo para hacer un interasante "paralelismo" de dos realidades que se han dado simultáneamente, no muy lejanas, pero que a pocos se les cruzó que las nefastas consecuencias del desenlace actual fue producto de prácticamente las mismas acciones, la misma energía, el mismo plan: el caos y la destrucción del orden natural y universal de las cosas.
Me refiero a Venezuela y el Amazonas, y en este caso a un hecho puntual como fue el desastre ambiental de Brumadinho, en el estado brasilero de Minas Gerais, que arrazó con una buena parte del territorio virgen, incluyendo sus habitantes y la biodiversidad.
Lo primero que se debe dejar claro es que en ambos casos las "malas" decisiones, de la mano de las "malas" prácticas ambientales; ha sido el origen de todo el desastre. Calamidad que como sería lógico, muchas mentes senzatas advirtieron, pero no se tomo en cuenta bien sea por intereses claramente políticos (poder) o económicos (lucro) o ambos...
Sin tener que dar detalles de una realidad que poco conocemos, como la que se vive en el Amazonas brasilero, nos podemos referir perfectamente a la realidad de mi país: Venezuela, donde también conviven al mismo tiempo dos escenarios catastróficos. Uno a nivel socio-político como es la inminente salida del presidente Maduro (heredero de la lamentable misión del presidente Chávez de destruir el país). Por otro lado está la hecatombe que se ejecuta en el mismo territorio, del lado del estado Amazonas, donde el adefesio llamado "gobierno" permitió la instalación del Arco Minero, para saquear las riquezas naturales y minerales de nuestra Patria.
Por cierto, antes de continuar les quiero comentar la metáfora que siempre use para calificar la forma en que el "gobierno revolucionario de la República Bolivariana de Venezuela" donde se acuño el slogan "Socialismo del Siglo XXI"; dirigía las riendas del país: Cómo alguien llega a un bosque o selva y acaba con toda la biodiversidad y recursos naturales, y luego de devastado todo, incluso quema lo poco que pueda quedar, para luego montarse en un montículo o tronco quemado a la mitad y decir con orgullo: "Miren lo que hemos logrado. Vamos por buen camino. Nuestra revolución avanza a paso de vencedores y todos viven la suprema felicidad".
Venezuela, como el Amazonas, fue devastada en estos 20 años de la llamada "revolución". Sus riquezas le fueron despojadas poco a poco. Tal cual como el ser humano ha invadido esos espacios casi vírgenes que representan la selva amazónica, otra nación malsana invadio nuestro país: Cuba; al punto que le quito casi totalmente la soberanía. Aquí otro paralelismo: El país del tricolor, otrora "Venezuela saudita" por la riqueza que casi groseramente ostentaba; se parece cada día más a la diezmada ínsula donde el tiempo se paralizó mientras sus hijos salen desesperados en busca de mejores oportunidades.
En Venezuela, como en el "pulmón vegetal del planeta", la actividad minera está acabando con prácticamente todo. Y nos referimos principalmente al afán de ser un país monoproductor basado en el petróleo, ese recurso que si bien representó en un momento de la historia del mundo una gran fuente de energía y materia prima, ahora se le imputa una seria responsabilidad como una de las causas fundamentales del cambio climático que padecemos hoy día. Ya más en la práctica, en el estado Amazonas, la verdadera minería, tanto legal como la avalada por la dictadura, está diezmando gravemente una de las zonas más ricas en biodiversidad del país, principal fuente de los recursos hídricos, entre muchas otras cosas.
SOS Amazonas para la vida
Vale la pena recordar en este momento que para el año 2013 la Red de Periodismo ante el Cambio Climático (Venezuela) lanzó la campaña #SOSAmazonasParaLaVida para alertar al mundo los embates que se le estaban ocasionando a la cuenca amazónica, que involucra directamente a nueve países.
Como principal promotor de la campaña, este medio de comunicación (Ecoscopio) se convirtió en el portal informativo oficial de la iniciativa, donde publicamos notas que advertían lo que estaba pasando y las lamentables predicciones de lo que pasaría de continuar con las prácticas depredadoras en la selva vírgen, yo no diría pulmón: corazón del mundo.
En la nota publicada en julio del 2013 destacamos que "en general la Amazonía vive un proceso de degradación ambiental que se expresa en deforestación creciente, pérdida de biodiversidad, contaminación de agua, pueblos indígenas y valores culturales en deterioro, y degradación de la calidad ambiental en las áreas urbanas. Tales afirmaciones emanaron del Informe “GEO Amazonía: Perspectivas del Medio Ambiente en la Amazonía”, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) y el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP).
Igualmente nos referimos a datos de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) con sede en Brasil, que avalan que la construcción de carreteras, la minería ilegal, las actividades agropecuarias y la deforestación son los principales problemas que afronta la Amazonía.
Como corolario una predicción catastrófica: “Para el año 2030 casi el 60% del bosque amazónico podría ser destruído debido al círculo vicioso generado por el cambio climático y la deforestación”. La afirmación emana de la declaración que hizo la ONG World Wide Fund for Nature (WWF) durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, realizada en Bali en el 2007.
Heridas a la Madre Tierra
Las peores rasgaduras a la Madre Tierra vienen de la mano de la minería, esas perforaciones despiadas a las entrañas del ser vivo más grande y amoroso que nos da cobijo y protección. ¿Cómo le pagamos? Devastándola. Comportándonos como los peores depredadores con la actitud más egoísta del Universo, con el pensamiento más antropocéntrico que ha existido, al punto que ya estamos viendo si podemos habitar otro planeta porque estamos conscientes que éste no da para más... También es "desechable".
Recientemente una prueba de ello se volvió a vivir en Brumadinho, Brasil; donde una represa de relave de la actividad minera se rompió y acabó literalmente con una ciudad completa y cambio el contexto amazónico de una buena parte del estado de Minas Gerais. La interpretación de esta lamentable calamidad pasa por reconocer cómo las malas deciones, ponerse del lado de la oscuridad para dañar lo más preciado que tenemos genera el karma suficiente como para pasar la factura correspondiente. Más si se trata de pasar a un nivel superior de maldad: verter los lixiviados de la actividad minera (depredadora) en una represa (altas concentraciones de material contaminante) conscientes o no de que el pronóstico era más que claro: un desastre natural de proporciones imaginables. El resultado: muerte, destrucción, desolación, contaminación, exfoliación de la cubierta verde, desertificación, lapidación y desaparición literal de toda forma de vida.
Pra finalizar hago la siguiente reflexión. Si los seres humanos tuvieramos la oportunidad de "reescribir" nuestra historia naciendo de nuevo o reviviendo en una nueva línea de tiempo, tal como lo hizo Tom Cruise en la peli Edge of Tomorrow (Al filo del mañana); será que vamos a ser capaces de tomar mejores decisiones y corregir esa conducta que inevitablemente nos lleva al fin de la humanidad. O más bien vamos a seguir escribiendo el guión de la peli "La era de la estupidez", donde Pete Postlethwaite se pregunta una y otra vez en ese mundo del futuro ya muy arruinado: ¿Qué nos pasó? si sabíamos lo que nos venía!!! ¿por qué no hicimos nada para evitarlo?
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