De Margarita a Cuidad Guayana

Tal como todos ustedes se lo imaginaban el inicio de esta travesía no ha sido fácil, mucho menos para una persona que hace esto por primera vez. Gracias a Dios y a la Virgen (que siempre nos acompañan) todo ha salido muy bien hasta el momento y nos sentimos con fuerzas y ganas de seguir adelante.

Para serles sinceros muchas veces el camino se hace eterno y exhaustivo, sin contar que por muchas horas debemos transitar por sitios donde no hay señal de civilización alguna, por lo que ver una casa o una estación de gasolina casi abandonada es para nosotros un oasis. Puerto La Cruz a Anaco fue un trayecto amigable. No tan amigable fue la colaboración de los hoteleros ya que después de tocar varias puertas nos toco dormir en una estación de policía.

Al siguiente día partimos hacia El Tigre, aunque no llegamos a esa ciudad porque nuestro punto de llegada para pernoctar era la Ecogranja Vacatunare, vía El Tigrito, dirigida por Edmundo y su esposa Grizell. La atención fue espectacular y las instalaciones muy cómodas y reconfortantes. Edmundo nos llevó a un paseo por la finca de más de 10 mil hectáreas, donde nos bañamos en las riberas del río Guanipa y pudimos apreciar otros farallones, que son una especie de Gran Cañón en pleno llano oriental.

Al siguiente día salimos muy temprano no sin antes vivir la experiencia llanera de ordeñar vacas a las 4 de la mañana. Salir de allí fueron aproximadamente 28 km para llegar al Municipio San José de Guanipa para tomar la vía hacia Ciudad Bolívar. Se trató de una recta interminable donde fuimos sorprendidos en varias oportunidades por torrenciales lluvias. Llovía de arriba y de los lados porque cada vez que pasaba un camión nos empapa sin clemencia. Durante el trayecto de más de cien km nos cayó la noche pero pudimos llegar al Puesto de Control (Policía) de Soledad, a pocos minutos de Cuidad Bolívar donde fuimos remolcados para llegar a nuestro destino final: El Gran Hotel Bolívar. Allí nos atendió el amigo Humberto Najim, a quien agradecemos infinitamente sus atenciones.

El día seis de la travesía salimos de Cuidad Bolívar rumbo a Guayana, otros cien km, por la carretera vieja que estaba llena de chinchorros, que para los que no conocen el término en el argot ciclístico, no precisamente para dormir, son subidas y bajadas que pueden fracturar la motivación de cualquier viajero en bici, mucho más si viaja con más de treinta kilos encima.

Saliendo de Ciudad Bolívar pudimos pulsar el altruismo que caracteriza al venezolano. Una señora cristiana nos regaló dos tizanas, el pana Jhony nos regalo mangas, los chamos del agua de coco no nos regalaron nada pero por 50 bolívares nos llenaron algunos termos y el más bello recuerdo que tengo hasta ahora es la linda chica de carita llena de pecas que me paró en la Alcabala ya saliendo de Ciudad Bolívar para bendecir mi viaje y el de mi amigo (quien se confiesa ateo por cierto) y oramos juntos y le di las gracias por el gesto tan humano. Yo por mi parte bese a la Virgencita del Valle que siempre llevo en mi cuello y le pedí nuevamente que nos guiara y nos protegiera. Yo sé que ella lo hace con su manto sagrado con la venia Dios.

Fue así como llegamos al Eco Hotel Plaza Merú en Ciudad Guayana, el sábado en la noche, donde fuimos atendidos de manera magistral por Francisco Ramos y Nilsa Leal Se trata de un hotel cinco estrellas donde la preservación del medio ambiente es un valor fundamental. Son este tipo de iniciativas las que queremos avalar, promocionar y resaltar en todo momento. Queremos agradecer especialmente las atenciones que han tenido con nosotros la Sra. Candida Angel, presidenta de la Cámara de Turimos de Bolívar y el amigo Gabriel Laclé, presidente de la Cámara de Turismo de Anzoátegui.

En el epicentro industrial del país vamos a estar un día más para después seguir los caminos que nos llevan al Sur, donde muy probablemente estaremos cruzando la frontera a la nación carioca. Por lo pronto nos despedimos los cicloaventureros Saúl Lasser y Daniel Delgado. Seguiremos informando.

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